Fluye el amor

Fluye el amor por mis alrededores, me sonríen las flores agradecidas por el buen trato, la gente se acuerda de mí, todos muy atentos y generosos, la familia me es cercana y los amigos, compañeros y ex alumnos, me demuestran su cariño y agradecimiento. Una alumna me ha emocionado recordando que la ayudé mucho en su timidez y ahora es pedagoga. Fluye el amor por mis amadas proximidades… 

Hablar

Recuerdo que mi madre hablaba con sus rosas, pero tranquilos, nunca me dijo que le contestaran, sólo lo hacían mostrando su belleza y aroma como muestra de agradecimiento al buen trato que les daba. Mi abuela también hablaba con sus animales sueltos por el patio, la veo fácil cortando verduras y frutas para ellos. Hasta yo solía hablar con Rex, mi muy estimado perro, al que sólo le faltaba un nada para ser humano.  Hablar, incluso con uno mismo… 

Desde el silencio

Desde el silencio, la observación y la curiosidad, siempre me paro a ver la luz y, aunque nunca pretendo molestar a nadie, suelo mirar a la cara de todo aquello que me gusta. Una vez escuché, así como sin querer queriendo, unas escenas y unas voces, más bien una voz, que rebosaba frescura y naturalidad por todas partes. Desde entonces salí incluso del silencio, indagué, pregunté, hasta que tuve la suerte del encuentro deseado, el café hizo el resto… 

El encanto de la ternura

Vaya hombre, a veces pienso que uno debería tener en la juventud la experiencia que dan los años que, como mínimo, te hacen ducho en la reflexión, pero también es cierto que se perdería el encanto de la ternura y la perturbación precipitada de aquella juventud, que nunca tiene suficiente de nada y parece que le urge sin mesura la consecución de todos sus objetivos. Hay un tiempo para cada cosa, dicen… 

Observando la felicidad

En la plaza, una joven madre con tres hijos, un pequeñajo rubio de unos cuatro años conduciendo un coche con pilas de policía, una niña de unos seis años y otra de diez, ambas con sendas bicicletas de color naranja que hacían toda la ilusión del mundo, debidamente equipadas, tanto las niñas como las bicis. La señora llama a sus hijos para merendar, saca tres bocadillos de diferentes tamaños, los hace sentar en un banco, han aparcado el coche y las bicis, perfecta visión del bienestar, al menos aparentemente. En mis tiempos, mejores o peores, no teníamos tantas cosas pero, a nuestra manera, también éramos muy felices, otros tiempos… 

Todo va al revés

Todo va al revés en consecuencia de aquel desorden capital, decía el poeta… He escuchado que en Argentina, donde ahora es invierno, se alcanzan temperaturas de 28 grados, unos 15 grados superiores a lo que es habitual por esta época, y en algún lugar llegan a los 40º. Por Cataluña, sobretodo en Tarragona, no llueve ni por casualidad, toda amenaza de lluvia acaba en sol, viento y más calor y los pantanos vuelven a presentar signos alarmantes. Todo va al revés y a peor…

Del hielo y los helados

Recuerdo, no hace muchos años, que era un esclavo del hielo y de los helados, también de las bebidas refrescantes muy frías… Todo esto ahora ya no es una obsesión y, prácticamente, sólo conservo la idea de que la fruta me gusta que esté en el frigorífico, aunque bien sabido es que pierde algo de sabor. Ir a un bar a almorzar y pedir, Teresa y yo, dos aguas naturales, estando a cuarenta grados de temperatura era impensable, pero claro, ahora tampoco tengo permanentemente la boda seca como solía tener anteriormente. Helados, los degusto alguna vez…

Salmorejo

El Salmorejo es un plato que, sobretodo en verano es muy apetecible y desde la primera vez que lo probé, en un viaje que hicimos a Córdoba, me encanta. Hay uno de un supermercado determinado que es menos ácido y se le nota un muy agradable toque de aceite de oliva, que es el que gastamos en casa, además Teresa, como hace siempre con nuestras comidas, le da su especial toque personal, que lo hace aún más bueno, hoy ha puesto un poco de huevo duro y unos picatostes, me encantó… 

De verdes y azules

Me emociono cuando veo los arrozales del Delta del Ebro, sus diferentes tonalidades de verde siempre me han maravillado, algo parecido me sucedió con los verdes del País Vasco  que también tienen su aquel, diferente pero precioso igualmente. También se me va la mirada y el corazón con los azules del cielo reflejados en el mar, me encanta ver cómo juegan con el sol mientras las rosas blancas de su espuma, aromatizan las sirenas… 

Un sol de justicia

Hace un sol que más que de justicia, ajusticia al osado que lo acomete en sus paseos… Uno va por la sombra, será por aquello de que los bombones se derriten al sol, más bien no, será que los años, los kilos y el sentido común así lo aconsejan. De todas formas, los más de 30 grados que hay en Deltebre y con su humedad característica, parecen gritarte que te quedes en casa hasta bien entrada la tarde, donde el paseo vuelve a ser una auténtica delicia. Deltebre, siempre un paraíso… 

Edipo y Electra

Pareja de jóvenes otoñales con dos hijos adolescentes, el padre va con la niña cogida de la mano y, unos pasos detrás, la madre con el niño, que le passa un palmo y sin cogerse de la mano, supongo que al niño ya le da algún reparo, por aquello del qué dirán. Y a mi se me ocurre pensar en los complejos de Edipo y Electra, aquellos que creo que manifiestan que la niña se identifica mejor con  el padre y el niño con la madre. Bien, la escena era muy edificante, platicaban tranquilamente, serenos, pausados, felices… 

El río de montaña

Siempre me congratulo pensando en el río de montaña, vivo, nervioso, con la fuerza natural que bendice todos los entornos, el agua vida que baja generosa a los infiernos de la tierra. Aquella piedra grande, que parece que me está esperando, y yo voy y me siento, y mis pies gozan del impacto frío y purificador del líquido elemento. Me espera la casa de madera, la nieve, la montaña en todo su esplendor… 

Sólo lo sabe el viento

Los poemas ya no se escriben en las hojas de una encina, ni los agudos mágicos de la lluvia se proclaman tecleando en las hojas de un pino piñonero, tampoco perdura el aroma de la rosa y el clavel, ahora las palabras y las notas musicales son suspiros que se mandan al viento, por eso tiene todas las respuestas en su interior. Como dice la canción, eso, amigo mío, sólo lo sabe el viento, escucha la respuesta en su interior… 

No saben ser ni estar

No suelo escribir casi nunca sobre política… A mi edad, observo, sonrío, me enfado, bostezo, incluso me emociono o me pongo nervioso, o me retiro inoperante, incoherente, indiferente, ante las avalanchas de podredumbre galopante, cual desbocada caballería que lo hace a sus anchas y pretende hacernos creer que es lo normal. Alegrías pocas, los míos casi nunca ganan, a veces pienso que quizá no existen, no saben estar ni ser lo que son o lo que podrían ser. No me gusta esta política… 

Lo autèntico

El protocolo, el parabién, la educación, el frío apretón de manos, la sonrisa de ensayo, la ropa adecuada, el perfume correspondiente. Quizá y sin quizá, la educación es otra historia y yo, como digo siempre, me quedo con lo auténtico: el abrazo que abrace sincero, el apretón de manos que transmita calor y todos los ciertos del alma, la sonrisa que llegue hasta los ojos y sea luz que ilumine los entornos, el aspecto, por aquello de que "El hábito no hace al monje"... Me va lo auténtico… 

Se llama Ego

El que quiere marcar los goles y a la vez pararlos, el que más grita en el patio. el que discute, llora y marranea hasta salirse con la suya, el novio de todas las novias, el chico malo que tanto les gusta, el que estudia, no para saber, sinó para sentirse elegido, admirado, único, ser el centro de todas las miradas de admiración y ser así hasta las últimas consecuencias, es aquello que llaman ser el muerto en el entierro, ese chico no se llama Juan, ni Pedro, ni José, ni Mariano, ese chico tan único y especial, ese muchacho que se pretende luz de luces, se llama Ego… 

La Voz Kids

El niño sale a escena, al escenario, silencio y nervios, está tan nervioso como para hacerlo bien y, de pronto luces, música y la voz, titubeante al principio, va sacando el arte, después de los aclarados oportunos. Le aplauden, le corrigen, le dan consejos para próximas actuaciones y los padres, y algún abuelo que se coló en la grada, están emocionados, todos lo están un poco, la experiencia que están viviendo puede ser el principio de una vida artística… 

Un niño feliz

La cara alegre, feliz de felicidad, que muestra un niño, aquellas caras todas ojos, llenas de sonrisa total, aquel mostrar felicidad y contento en cada poro. He tenido la suerte de poder observar a los niños de cerca durante más de 40 años y la naturalidad con la que manifiestan sus contentos llega al alma con facilidad… un día de buenas notas al final de curso, celebrando un gol, o una sonrisa de la niña del pupitre de al lado. Un niño feliz es como tener un cielo cerca y ellos son los ángeles reales… 

Sí, pero no es suficiente

Finas lluvias de atardecer, que parecen regar bien la Tarragona seca, pero poca agua, muy poca para la necesidad real. El río continúa seco aunque ahora, al menos, parece que cada tarde las nubes se insinúan, como que nos van por fin a ofrecer su oro incoloro, su oro vida, que tanta falta nos hace. Es curioso como se pasa de un buen sol y calor a unas nubes y unos aires frescos que parecen anunciar algún chubasco.

Asumí las turbolencias

Recuerdo mis amores de adolescencia, además con aquella sensación de que me gustaban casi todas y sabía verlas y mirarlas y encontrarles todos los aspectos positivos, además también tenía el convencimiento de que yo no gustaba a nadie y tuvo que pasar algún tiempo, cuando empecé a relacionarme de cerca, para comprender que si que gozaba de más aprecios de los que yo creía. Bien, asumí todas las turbulencias propias de esas tempranas edades…