Tocó tocar el cielo

Y tú estrenabas trenza con cintas de colores,

y yo cartera nueva con cintas amarillas,

visibles en la distancia y tan hermosas como siempre.

A ti se te escapaba la sonrisa a través de tus ojos cereza

...y a mi me renacía la de siempre

y la esperanza imperdible de los sueños crecientes.

Nos sonreímos en el patio, tocó el timbre,

o la campana, o la música…

Tocó tenerte cerca, tocó tocar el cielo terrenal,

...y empezó el curso.

Sintonías de belleza

Campos de soledad amarilla, campos de contemplación y de esperanza, belleza, oro en granos, paz y ranas… Como siempre he ido a pasear por por los márgenes, hoy con mi prima mayor, este año hay vida animal en los arrozales, parece ser que los líquidos son menos agresivos, y el arroz está sano, tieso, arrogante. Desde mi casa se huele a paja vieja y a gloria nueva, desde mi casa se respira el silencio, instantes antes de que se exprese en sintonías de belleza, músicas del Delta, paraíso terrenal...

Cada segundo tiene su encanto

El tiempo pasa y cada segundo tiene su encanto… ya no puedo seguir el ritmo de mis compañeros, ni andando ni con la bici, pero parece ser que mi compañera, jubilada ya, andará conmigo, despacito, de la mano, y nos sentaremos en los bancos, que ya tengo estudiados, y allí veremos el mar, la mar de hermoso, y los yates de los ricos, y las gaviotas de siempre… Luego volveremos, sin prisa, y haremos a dúo, cualquier picardía que nos pida el alma joven…

Aniversario

Otra vez en el pueblo, Deltebre, ahora de aniversario de la pequeña de la familia. Nuestra preciosidad cumple tres años, y como siempre le hemos acercado nuestras bocas abiertas de admiración y cariño. Antes, con la Teresa y nuestro hijo, hemos ido a inaugurar las jornadas gastronómicas que se hacen sobre el arroz. Hemos estado en el restaurante El Garxal (Hotel Rull) y, la verdad, me ha sorprendido... buen trato y calidad, gran nivel, excelentes entrantes, gran arroz, así que le hemos puesto buena puntuación…

Mosquitos en cortejo

Pronto empezará a madrugar la madrugada,
se volverá a la normalidad,
el pueblo se llenará de regresos y de ausencias,
y empezará el colegio y la vida rugirá de nuevo,
y los bares ya servirán bebidas calientes,
y saldrán los abrigos que abrigan los fríos de otoño.
La plaza tomará vida propia,
seremos los de siempre, a la luz de la farola,
contemplando como acuden los mosquitos
...saludando los cortejos.

Y yo era un gigante...

Incluso ahora que ya he saboreado la mayoría de los laureles que me eran asequibles, creo que ser importante para alguien y no defraudarlo es uno de los principales motivos para crecer en la vida. Como profesor y como padre, ver que tus hijos o tus alumnos te ven como su refugio salvador de brazos abiertos, te conmueve y emociona… Tengo muchas experiencias con los niños, donde yo era su ídolo, su solución, su amigo y cómplice. Con mi hijo, siempre recuerdo aquella vez que estuvo a punto de tener un accidente y, cuando me vio, vino corriendo hacia su zona de salvación, y yo era un gigante… de amor.

Tu belleza en mil versiones

Como una de esas plantas...
que arrancan de las grietas de una cornisa,
como aquella flor de acantilado inaccesible,
como una planta de tomate que apareció...
de repente en un rincón del patio del colegio,
como aquella hierba que sale entre las baldosas
...de un camino poco transitado.
Así, así es cada una de tus apariciones,
que muestra la belleza de los matices que atesoras.
Eres mil versiones de naturaleza pura,
de belleza en flor, sueño de poeta,
encanto que encanta y conmueve,
una delicia que acaricia dulzuras…

Patio vacío

Paso por el patio de la escuela, silencio, vacío... Por no haber no hay ni palomas, me paro a mirar, cierro los ojos y oigo las alegrías y los jolgorios de los alumnos, goles y gritos eufóricos, carreras continuas por el campo, los del baloncesto, los que conversan. Sigo mi camino, pronto, a mediados de septiembre, empezará un nuevo curso, y los patios se llenarán de vida y, cuando haya clase, las palomas acudirán para ver si hay alguna migaja de pan de los “bocatas" de madre…

Libertad

Cuando me casé tenía 36 años… antes presumía de libertad de movimientos, de hacedor de las vanidades propias de la gente que aún no ha encontrado la verdad que encierra el concepto. La única libertad que aprecio es aquella que me permite hacer lo correcto. Siempre pienso en la pobreza mental de todo aquel que ha renunciado a ser libre, es como el que vendió su alma al diablo y perdió el norte y la realidad a cambio de instalarse en las regaladas redes de la corrupción establecida, como un modus vivendi habitual y podrido…

No hay amanecer...

No hay amanecer si no lo proclaman tus ojos,
no hay mejor luz, ni más clara, ni más nítida…
No hay dulzura más diáfana, más acogedora,
más definitiva, que tu sonrisa,
a la que le bailan los labios al compás de la música
...de un cerezo en flor, nevado de futuro.
No hay tarde, ni noche, ni vuelo,
suelo sueño compartido de manos unidas,
mirando las estrellas como se chispean,
celebrando nuestro encuentro…