Tus ojos incendiaron el día,
las flores se vistieron de luces,
y el amanecer se incrustó en tu sonrisa,
mientras un suspiro en forma de amor y de café,
bendijo el ambiente…
Es como volver a la niñez y a la vejez,
pasando por eternos años de la madurez
para llegar a la primera primavera de la juventud.
Pero todo empieza cuando tus ojos encienden el día
y traes vivo el amanecer en tu hermosa y dulce sonrisa.
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