Una vez nos dijo alguien de nuestro entorno cercano:
- Se os ve tan enamorados que ya habéis dejado atrás el tiempo de los ávidos del merecer y los vuelos a una mano firmemente unida, como si alguna inseguridad pudiera entreabrirse, por algún recato de lo impensable. Vais por la línea segura del respeto y la confianza, y tenéis la apariencia de aquel par de tórtolas que, paja en pico, hacen nido, felizmente convencidas…
Poco después, y sin ningún aspaviento ni estridencia, un hogar despertó en llanto, reclamando vida, y fuimos tres, en concierto de gozos.
- Buen complemento a vuestra felicidad, discretamente encantadora, dijo nuestra voz amiga de nuestro entorno próximo,
- El mejor, contestamos.
- Es como su madre, dije, pensando que era como yo...
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