Me gusta el niño que canta en el pozo,
y, desde el fondo, le devuelven ecos mejorados.
Un día el niño cantará desde el alma,
sus canciones vida, lamentos y amores,
y le llegarán las voces del sembrado,
y serán reales por sinceras, como fueron sus semillas.
Me gusta el canto del ebrio porque va repleto…
de ciertos y emociones sin control.
Niños y ebrios son los únicos que dicen la verdad,
conformidad de lo que se dice siempre,
con lo que se piensa sinceramente.
Por supuesto que me quedo con los niños…
los bebidos no solucionan sus problemas,
pese al escape donde soltar sus verdades,
sólo añaden un problema más… a sus problemas.
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