Me fascina la paz de la fuente,
que en la montaña da vida,
y coge el rocío de las hojas
como besos del amanecer generoso,
que ilumina la blanca flor del nenúfar
y proclama los primeros cantos de los pájaros.
Muchas veces no reparas en la belleza
y persistes en una tiniebla que crees normal,
hasta que la luz de unos ojos
hacen que repares en el regalo…
que representa la naturaleza viva…
El caso es que siempre estaba allí
pero tú estabas sin clave para ver…
Benditos los ojos que dan la luz,
prodigio que te permite ver la fuente…
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