Me gustas siempre, cierto, nítido…
pero adoro cuando llegas con el frío,
aquel que te ciruela las mejillas
y concentra en tu nariz todo el invierno.
Y de tu aliento nacen nubes nieve,
y tus manos, siempre caricia,
van de incógnito, perdido y desolado,
en busca de la regeneración del abrigo.
Me gustas siempre, nítido, cierto,
y uno se piensa calor y abrazo,
y retorna tu nariz a besos,
y recobra en nuevos rojos naturales
tus mejillas de azote destemplado…
nuestras manos se contactan eléctricas.
Frío con calor, calor con calor, amor…
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