divendres, 12 de desembre del 2014

Por qué...

Y me preguntó tantos por qué…
Por qué lloran los sauces, desolados,
y hay tanto conjunto descoordinado...
Por qué tanta desavenencia y despropósito,
andares torcidos, dardos por la espalda…
Por qué tanto desprecio e ironía,
puro vicio e interés particular…
Por qué tanto silencio y cobardía,
multitud de existencia arrodillada…
Por qué ya no hay flor ni mayo
en la casa de muchos de los otros,
y a los de siempre les compramos primaveras…
Por qué la condición humana, tan humana,
persiste en las clases y en los odios,
y en la comercialización de las dignidades…

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