Anem de la mà per l'ombra de l'arbreda,
trepitgem fulles seques, les primeres que cauen i volen
i que ens recorden, a deshora, tot l'esplendor de la tardor.
Anem de la mà fins a la font del bosc,
on ens espera el nostre banc de pedra per contemplar de prop
com rauquen les granotes damunt de les fulles del nenúfar.
Molt prop, a pocs metres, hi és l'alzina…
que fa anys que ens acull amb la seva ombra generosa.
Anem de la mà, ferms i sans, cercant un futur sa
…entre la natura i l'aire pur.
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En mi hoja en blanco y a la luz de tus ojos,
escribí con la música de un suspiro…
y el aliento de mi alma enamorada.
Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
decía el poeta mirando su arpa.
Cuánta música me generan tus ojos de luz,
y yo, en mi hoja en blanco, te cuento y te canto…
mis sueños despiertos, tú siempre cerca de mí,
tu luz incandescente habita del todo en mi interior…
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Pues sí, fui capaz de imaginar un poema escrito
en las hojas de una encina centenaria que lo había visto todo,
pero nunca pude pensar que un rocío tempranero y canallesco
borrara las esencias de tanto sentimiento expuesto,
posiblemente, en el árbol que mejor abraza a los enamorados
que frecuentan sus sombras generosas.
Aquel poema que escribí en una noche eterna, sin fin, no lo pudiste leer,
el rocío, por una vez, no fue el esperado cómplice de mi amor…
El missatge va venir en una ona discreta de la meva mar amiga,
venia en una ampolla envoltada d'escuma, com una protecció blanca,
tan blanca com blanc era el seu contingut.
El missatge em parlava de tu, confirmava el somni,
era un joc de detalls puntuals que només feia reafirmar
tot allò que ja sabia, tot allò que havia fet del meu cor
una música eterna de batecs super emocionats.
El missatge va venir en una ona…
Sóc la veu callada que escriu damunt dels silencis,
…que mai haguessin hagut de callar.
Sóc aquella veu que no clama,
però que només s'escolta en el desert,
quan el vent sec acudeix a recollir-la per a mostrar-la…
natural a la fantasia de la vida sana, noble i vertadera.
Sóc, sí, sóc aquella veu, aquell so que sona i ressona
…en la consciència i que em marca el camí en la foscor.
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A veces hablo de amor con las estrellas,
les cuento sobre mis flirteos con la luna,
les explico que me detengo a coquetear con las flores
hasta que me lleno y me complazco con las rosas blancas…
Y, cuando dejo de soñar con los misterios naturales,
me acerco a la realidad de la música,
música de amor, música de lluvia, de jilgueros,
música de lágrimas de alegría, músicas de ambiente,
música de la voz amiga que ama
y te suena a notas de celestial azul de mar…
He vuelto a ver el mar,
el mar que atempera mis brisas,
el mar de los suspiros en suspensión,
el mar de las delicias que provocaron…
los delirios espontáneos.
He vuelto a ver el mar de los azules de cielo,
mi remanso de paz desde la roca de pensar,
mi amigo de invierno que, cual delicioso chafardero,
me cuenta de las ansias y los desvelos
de todo el tupido e intenso verano…
Ríos de amor en aquella adolescencia,
de perpetua primavera insaciable,
la fuerza del cuerpo y del espíritu,
toda la capacidad aparentemente sin límites,
para llegar a aquel más allá más lejos
que siempre pretendían alcanzar.
Bonitos tiempos del delirio de la delicia,
de la más sana de las incoherencias
de la edad… del pavo, como decían mis mayores.
Ríos de amor, pero de montaña,
ágiles, rápidos, certeros, imparables casi…
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