Un asomo de bondad, mostrado en forma de sonrisa beatífica,
una lluvia de dulzuras que salpica incluso a las indiferencias.
Pues eso, eres un sol de criatura…
que encantas a los encantos más encantadores.
Un conato generoso de delicias que, cual agua de colores,
invita a navegar por tus ojos de aguas marinas al sol,
que se dulcifican al amanecer y alcanzan su máximo esplendor
en las noches no oscuras…
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