Tenía en la cara el sol del secano,
y un sonrisa sin ensayos,
y unos prontos de delicia,
espontáneos, acorazonados todos…
Tenía unos cabellos negros,
de cascada ensortijada, belleza,
en toda su armonía natural…
Y era la moza del cántaro,
y un ángel con bici,
y un brote que embellece…
Era como una alegría, una ilusión,
que impregnaba la casa y la plaza.
Era el mejor encanto del entorno,
aplauso de la Naturaleza, ansia,
anhelo, abrazo, oxígeno, belleza pura.
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