Y si te marcas unas albricias,
así… como en plan refrigerio,
abriendo tus luces y tus poros…
Y qué tal si me apunto a la fiesta,
y juntos transitamos de la mano,
por la avenida de las luces de colores…
y allá, al final de la calle,
donde oscurece y nada chispea,
nos damos la vuelta y, en el regreso,
revivimos con aplauso el recuerdo,
y fijamos contrato eterno…
de la actualidad.
Qué tal si ponemos una luciérnaga
en cada segundo de la noche juntos…
Qué tal si nos damos un abrazo…
y lo que sigue, mientras el mundo aplaude.
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