Hay veces que la vida está pálida,
y es triste hasta el medio sol
que desluce incluso las gracias ocultas.
Hay días en que las nubes negras,
lejos de provocar recogimiento placentero,
ensombrecen, aún más, los entuertos vitales.
Hay momentos en los que no llueve agua
y te moja la incomprensión y el desierto,
y se te llena el paraguas de inmundicia.
Hay tiempos en que resulta irrespirable el aire,
y los ventiladores de lo corrupto en lodo
lo esparcen para que llegue a todos los rincones.
Mientras, los exterminadores siguen su curso,
con máscaras antigas que ellos producen…
el gas, claro, las máscaras son a cuenta nuestra.
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