Me llené de razones y de atardeceres…
no había luz en la mañana,
perdido en la monotonía de tu ausencia.
Acabó siendo una monotonía de esperanza.
Salías de clase y levantabas la cabeza,
acaparando todo, me veías fácil,
incluso el día en que me busqué un árbol
y me escondí discreto, risueño…
luego hablamos que no era broma
privarnos de la magia del atardecer.
Fue como una plenitud del esplendor…
es aquello que pulula plácido y certero,
entre lo espontáneo y lo pactado.
Es como cuando se aparea la verdad
y nacen todos los hijos del amor…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada