Cuentan los sabios que en el mundo han sido,
que saben cosas y, además, las demuestran,
que los polos contrarios se atraen…
Trasladando esto a las relaciones personales,
no sería cierto, al menos en mi caso.
Yo me enamoré por las afinidades,
supuestamente mejoradas o mejorables,
en una posible vida en común.
A mí, más que la atracción por lo opuesto,
me tira la inercia a lo desconocido…
siempre, por supuesto, de la mano,
del vuelo a dos más coordinado.
Cuando te vi, tras un libro,
te vi conmigo, tras los libros,
nunca un polo opuesto del que hablan los sabios…
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