Aquella niña, muchacha en brote,
manantial de la Naturaleza delicada,
que yo la propondría desnuda siempre,
y la mostraría al sol de los ojos
de todos los amantes del agua virgen…
Jovencita inconsciente, que ignoras
el valor incalculable de tu esencia,
te pintas y coloreas y escondes
tras una capa que siempre te desluce,
y no sabes qué ponerte de disfraz
o mejor no sabes qué quitarte,
porque tu propósito no es que te vean
en tu armónica autenticidad original…
Me gusta el invierno porque
al quitarte el abrigo se observa
un resquicio de tu cuerpo prisionero…
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