Vacié las calles de misterio
y, por una vez, aclaré los oscuros,
disipé las dudas y los entuertos,
me entró la claridad, vi a mejor luz,
se abrió el día, se presenció el sol.
Amanecí en sonrisa y vida,
y me llené de cielos y glorias,
y me impacté de excelencias,
y me perdí feliz por los beneplácitos,
allá por donde los cupidos y los duendes
endardan de amor los entornos.
Pasó que te vi y te paraste,
pasó que me viste y aceleré
hacia un ti receptivo, abonado…
Habló tu mirada, tu silencio, tu suspiro,
Habló mi abrazo con un inmenso,
contenido… de momento.
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