divendres, 6 de desembre del 2013

Parece que fue ayer


Reanudar por los caminos, rincones, avenidas, atajos de río y costa...
Aquel banco de la esquina que siempre habla suave
sin dejar de mirarme tibio.
Te echaba de menos, susurra, igual que la paloma 
ronronea cerca y acompasa el recuerdo.
Paseo solo repasando pasos cuando eran firmes y seguros,
cuando el decir bombardeaba certeros proyectiles del corazón.
Redescubro el césped pisado, aquel que nos acercaba al cielo,
aquel que entre besos y meriendas nos fundió en amor sin fin.
Y cómo no, el lujo de la playa solitaria, sólo para dos, 
entre dunas doradas, de sol y sal y arrozales mirando…
Un vuelo de ánades completa paisaje, una luz lejana, 
un barco de vela, un dulce compás de una olas sin cresta.
Y, entre prado y campo naranjero, ríos de ensueño, 
mi mar amigo, y un bosque aromático y de ardillas.
Me regreso al pueblo y al huerto, i en un bar, sin más luz que tu,
le dimos un sentido al sentimiento.

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