dissabte, 21 de desembre del 2013

No hay sábado sin sol

Hoy no saco las uñas a nadie…
Tengo la gracia y el temple,
el don de la santa paciencia de siempre.
Hoy mis ojos no son naranjas, contemplan,
lo justo, tranquilos, casi esperan, diría,
que todo caiga de maduro, por su propio peso…
Hoy sólo oigo lo que escucho,
aquello fuerte y en riguroso directo.
No, no interpreto posturas ni silencios.
Hoy reina la paz del sábado
y el día despierta tarde y hay pausa.
Navidad se huele, somos buenos,
oficialmente mejorados, sin virus.
En algún momento saldrá el sol y lo verá…
hoy no muerdo mucho, ni araño, ni veo más allá,
ni hablo sin decir, ni escucho…
no hay mucho que escuchar.
Hoy no digo… y hay mucho que decir.
Me diría, recogido en mi hogar,
suavizado entre alientos nobles,
entrañables recuerdos y vivencias...
Me diría… sin furias ni nervios,
que me entrego al sueño feliz,
aquel del que no quiero despertar,
aquel en el que campo libre entre la comprensión.
Hoy estoy feliz y en calma justa.
La libertad es posible y el sentido común también.
No hay sábado sin sol, ni domingo… sin amor.

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