divendres, 13 de desembre del 2013

¡Cómo no!

Me gusta algún tiempito con la juventud
porque te empapas de vitalidad
y recibes acelerados prontos espontáneos
y bajas los ojos con asentimiento y concesión.
Me gusta no ejercer de profesor,
aquel leído e ilustrado infalible
que les aleja de su libre proceder.
Me sobra la barba blanca con gafas
que me disfraza de sabio docto
y me hace referencia y solución.
Me gustaba más el paseo por el patio,
cual Diógenes buscando un hombre…
creo que decía… en el ágora.
Un paseo de ojos y escuchas
y siempre aprendiendo del niño,
del adolescente y los mayores de arriba.
Juegan con fe, hablan de sus cosas…
y los observas poner el pié en el juego,
y en sus cosas de primeros amores,
todo aquello de los muros infranqueables…
La rubita de la peca, dulce del todo,
será mi eterna llama viva…
El moreno de ojazos de segundo es mi meta…
Y mientras, el chulito mete un triple y saca pecho,
y el líder futbolero mejora la zurda,
y unas niñas bailan al son de un rock de transistor…
Me gustan… te empapas de vitalidad
y te regresan a la inocencia, pero también a la fe…

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