Desde la ventana

Contemplé los rocíos cristalinos,
escarcha de suspiros congelados,
y vi las hojas tiesas congeladas...
Observé el jardín de nube clara,
de harina en suelo y brumas,
donde aparcan los trineos las hadas…
Y salí en busca de unas huellas,
que se pierden, que no existen,
que se tragó la nieve y el misterio…
Y me encontré con los fríos
de la soledad que realza el tiempo,
y, tiritando y sin paz posible,
desandé por la intemperie cruda,
y desde la ventana contemplé triste
los rocíos cristalinos,
escarcha de suspiros congelados,
y vi las hojas tiesas blanqueadas,
blanquecinas…