El poema va de más a más,
le arrecia la cordura, la fuerza,
el orden, el sentimiento sincero,
que se desliza suavemente firme
por el teclado que rompe la noche.
El poeta se envuelve en el poema,
escribe al dictado de su verdad
y va musicando emociones del alma
y mostrando suspiros con su sonrisa.
El poeta enamorado lo plasma fácil,
y ajardina con pétalos las palabras,
y se le cuela algún verso de luz
entre tanta poesía de latidos…
y entonces, el poema va de más a más,
y el poeta es poema, verso, poesía…
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