Eran las once y media, silencio. En el patio, una clase corre… lo llamábamos carrera contínua. El profesor en el centro, observando y, aunque no se trata de llegar primero, la mayoría de niños son competitivos. Así que un morenito se destaca, parece una pluma empujada por la brisa, un regordete gracioso no puede con su alma, una niña guapiña tiene estilo… El profesor les dice que, si alguien tiene flato, que ande despacio o se pare… Automáticamente, algunos se tocan el costado… y yo pienso en la responsabilidad del profesor…
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