Hoy reparo en las estacas inmutables,
instaladas en la inconsciencia eterna,
viendo pasar los tiempos entre dictaduras
de pseudodemocracia comprada…
Son como un castillo inconsciente,
donde les inyectan un maná abundante,
excesivo, producto de la usurpación al pueblo.
Cuántos quisieran ver los castillos derrumbados,
en las cumbres atrozmente borrascosas,
evidentemente todos, todos menos…
los que habitan como prósperos dioses
gracias al sudor sin premio de los obreros…
Hoy reparo, otra vez, en la estaca crónica,
que sigue en su mejor vigencia, robando,
en diferido o en paralelo, al sufrido pueblo…
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