Pasa el tren como un cóndor rápido,
el próximo lleva cinco minutos de retraso.
Estoicamente, el niño, con barba de ayer,
tatuaje en brazo y pendientes largos,
espera con cierto nervio, ansioso…
El beso cierra el misterio, ella abierta,
de brazos ídem, sin prisa, paz…
Y el tren se va cual cóndor lento,
y el vacío llena la estación…
Y yo me voy al puerto a ver las barcas,
las que llenaron de luz y vida la esperanza.
La vida sigue siempre en todas partes,
pero en la estación las emociones se aceleran…
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