Alguna vez necesité un aclarado
y, curiosamente, me fui a un sitio concurrido,
nadie me conocía, parecían no estar,
y me confundí… no entre ellos,
sino por el mundo de las alternativas…
Elegí a la única y hablé contigo,
y entre el ruido de bullicios varios,
conversé, hablamos, estuve seguro,
me gusté, todo estaba preparado, a punto,
como en un guión de película creíble…
Tu contestabas lo previsto, fingiendo…
una supuesta sorpresa que tus ojos
la filtraron como producto de aceptación.
Después, ya con el propósito fijo, claro,
fui a por ti, con el coraje y la lección a punto…
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