A veces pienso en enmudecer los silencios
y nunca poner nombre a los senderos,
y perderme por entre los troncos caídos
que el viento les hizo polvo la rodilla…
aquel pasillo estrecho que huele a moho
y que a veces no tiene salida transitable…
Entonces uno se para en reflexiones
y se siente en su hábitat soñado,
pero no sé si soy una liana libre
o el hilo de agua que sale de un repliegue,
no sé si soy una ardilla voladora
o un matorral con falta de buen sol…
El caso es que estoy bien, encantado,
allá por donde el hombre aún no dejó huella…
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