Más recuerdos de la infancia, ilusión a raudales… Íbamos a hacer hierba para los caballos, y si podíamos conseguir alguna remolacha, un poco de pienso o unas panochas de maíz, los Reyes, en ver felices a sus caballos, se mostrarían más generosos...
Mis padres eran un espectáculo… uno solía desaparecer y se quedaba en el patio y hacía unos ruidos extraños, con golpes en la puerta trasera, incluso, una vez, rompió una maceta que ya estaba destartalada para dar más veracidad al deambular de los caballos. Después aparecía risueño anunciando que ya habían pasado y los regalos estaban en el patio… ¡Recuerdos imborrables!
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