Me encantan los pequeños ríos,
que pasean raudos sus aguas cristalinas,
que dejan ver sus piedrecitas multicolor,
de diferentes formas, cantos rodados…
Son como trocitos de corazón,
que los malos hados de los arroyos vecinos
destrozaron por entre los despropósitos,
y que un duende bueno ha recogido
y los ha dejado a purificar…
A mi me encanta mirarlas,
y alguna casi recuperó su forma,
y blanquea su color y se le acerca,
con ternura, otro corazón recuperado…
¿Habrá boda de corazones recuperados?
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