Uno quería hacer bici y tal… para estirar piernas y cual… pero, a las ocho de la mañana, estábamos a cero grados congelados y, además, acompañados de un vientecito de aquellos que van dejando tieso a cuanto tocan a su paso. Uno se ha vestido de guante y gorro y, en paseo corto, desayuné cubierto y pensé en Felipe II, que nunca salió a luchar contra los elementos. Ahora parece que el sol se reafirma… andaré una horita, hasta otro café, y mañana será otro día...
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