Y le hablé por lo bajines a la oreja,
y capté su aroma de rosa joven,
y certifiqué todos mis augurios…
Ella no se alejaba...
y me contaba que no oía bien,
y yo me acercaba…
sin aumentar la voz ni el argumento.
Y sin querer, queriendo…
mi nariz rozó su oreja,
y queriendo de alma le di...
un suave beso en el lóbulo,
pareció estremecerse y se mantuvo…
Posiblemente haría una loa justa
de las distancias cortas compartidas,
con todo a mano y a pedir de boca…
más bien sin pedir… con todo a dar.
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