Quizás me trajeron las olas,
aquellas de un mar pacífico,
o las nieblas de los atardeceres,
de los inviernos blanquecinos…
Quizás mi estrella me aparcó,
encontró un sitio entre la paz,
donde los sueños despiertan
y las nostalgias viven, perduran…
Quizás los infinitos acaban aquí,
entre suspiros de Eolo y risas,
aromas de cielos y tierras
y almas gemelas cereza.
Quizás me anunciaron trompetas,
o me colé entre los silencios,
o vine en un hermoso tren
que pasa una sola vez y acerté.
Quizás fui absorto por la fuerza
de los orígenes de la selva virgen
y que bendigo esclavo del placer…
Quizás me parieron generosos
en el sitio justo del túnel
que conduce al éxtasis y a la luz.
Quizás fue una cigüeña lista
que me llevó en volandas
y me anidó con temple y sol
y me acercó a la gloria.
Quién conoce el Delta hogar
de mi casa feliz y lúcida?
El sueño del edén que sueñan los amores…
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