No son sino naves, dijo Critilo, aunque bien dijiste nubes.
No son todo ruiseñores los que anidan en los balcones generosos.
No es oro todo lo que reluce.
No es todo mal que por bien no venga, ni bien que lo entretenga fácil…
No es que la paz del Señor venga con nosotros,
es la paz nuestra la que complace al Señor.
No se trata de que los ríos suban, sino de que sigan su cauce natural.
No son sólo los ladrones maliciosos los que roban los amores generosos.
No hay rosas sin pinchos crueles, hay flores sin pinchos,
y pinchos con flores crueles, sin alma.
Hay genios con alma i alma sin genio, corazones libres, sin alma.
Hay rezos oscuros, hay amores libres entes solitarios.
Hay vidas sin rumbo, rumbos sin vida, vacíos nocturnos, vacíos.
No son todo risas ni albricias, no son todo jardines de aromas,
no son todo rincones eternos de ansias felices, no son todos euforias…
Hay gobiernos que les crecen sus enanos, aquellos de sus miserias congénitas.
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