refugio y reflexión, pueblo,
recogimiento físico, espiritual…
Manos abiertas, calor de leña,
alientos, voces de pesebre.
Familia, vecinos, recuerdos…
Tras los cristales, la lluvia,
y en la lluvia, la vida,
y en la vida, huellas de sueños…
También van lejos los caminos interiores
de las casas que huelen a amor…
En cada cuarto hay un brote,
una nostalgia, un latido del alma,
el pasillo central es un busca continuo.
Por los espacios se llega fácil,
acude todo, compartes, revives.
Tras la lluvia, ojos luz,
corazón que bebe vividas…
Las paredes sonríen con flash,
las puertas aplauden abiertas,
los jóvenes hijos vierten presencia,
realidad crítica del tiempo y la vida.
Nadie ha llorado por mi culpa,
dijo el griego ateniense…
Todos lloran por las mías,
deben pensar los de siempre…
Mientras, siguen las nubes,
los afectos hierven paz,
las intimidades se columpian,
los amores proclaman esencias de flores…
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