dissabte, 25 de gener del 2014

El día se entreabre...

Las orquídeas del año pasado… Una de ellas saca brotes nuevos, robustos. La otra, menos contundente, trepa fácil y tiene ya una flor y otras en marcha. Los geranios contemplan tristes… no es su mejor época, pero resisten, alguna flor entre hojas medio secas... necesitan poda, diría dar paso a los hijos, a la vida nueva. Cuando voy entre los tiestos de la terraza, me sonríen los renaceres, las esperanzas. En el jardín me bailan los ritmos de los aromas de mis plantas privadas...

Y en el bosque, ya es el todo de los vicios… Huele a humedades y sombras. Si, si, las sombras huelen a verdes, de la otra parte, como juegos del sol. Las cañas del río ya son cañizo y las hierbas bajas, los matorrales, se enredan con sus faldas, confundiendo conejos, mientras las palomas, desde el agua del río, contemplan la naturaleza de sus casas. Gaviotas de la mar cercana y, en algún espacio, los patos, un cormorán se esconde y sale a cuatro metros… divertido. Me gusta cuando la vida empieza, como cuando el día se entreabre…

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