Suspira el viento que repara tus encantos,
y te desriza los ensortijados amarillos.
Suspira la luz que te muestra, tal cual,
sin complejo ni reparo.
Suspira la nube que te envuelve
en rojo amanecer embelesado.
Suspira el toque de gracia y temple,
el eterno logro definido del concierto.
Suspira la cadencia de la espera
porque son ciertos los propósitos.
Suspiran los suspiros y suavizan
los deslices tiernos de la convivencia.
Suspiros del alma por lo conseguido…
Suspiros por lo a conseguir… ¡suspiros!
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