Ojos que despiertas como el día, acelerados,
y observan ávidos los aconteceres manifiestos,
pupilas que, cual estrella fugaz, acuden…
por lo más recóndito de las emociones en celo.
Ojos, en otro tiempo claros,
que se enturbian de sabor penetrante
y se disuelven íntegros
cual azucarillo entre tibios de caricia…
Ojos, pantalla que guardas los espejos
e interiorizas las verdades del alma.
Semáforo abierto que da y quita paso,
que separa y recrea, pide y suplica,
niega y maldice, habla en silencios,
centelleantes voces explícitas y sinceras…
Ojos… me miráis, al menos…
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