como un mar de trigo antes de un mar de mar,
vacío, lejano, acopio de inmensidades.
Sólo un reguero de tortugas, algún cangrejo…
hasta las gaviotas vuelan alto y en silencio,
para no deshacer el encanto virgen…
En otro sitio y desde una roca discreta,
otro mar, escaso de arena, cercano,
va paseando rosas blancas en suave balanceo.
En el primer caso puedes confundirte en el paisaje,
a quien no le importa otra especie, atrevida.
En la playa con roca, observatorio,
se vislumbra el paso, la invasión, el descontrol…
Aún huele a sudor y risa, bronceados y lágrimas…
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