dimecres, 15 d’octubre del 2014

¡Hola padre!

Hoy te veo por los habitáculos lujo
de la mansión de mi mente en abundancias.
Te contemplo feliz surcando el huerto
y regando el maizal con yo de cómplice
para decirte que el agua llegó, regando.
Te observo cansado y feliz después del viaje…
diez kilómetros de ida y vuelta a la isla de Buda,
en invierno, con el viento en contra,
y tú triunfando, sin aplauso ni comprensión.
Te recuerdo cuando me llevabas, feliz,
al bar de Paca, para hacer una tapa variada…
veía tus ojos de gozo viendo los míos.
Te veo, padre de los padres, ejemplo…
¡Hola padre! Nunca te has ido ni te irás…

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