Indicios de esperanza, esperada,
encontré entre los resquicios de tu ofuscación,
cerrados los ojos como principio de fusión
en un desaparecer que te presenciaba…
Me sabían a gloria tus mejillas rojas,
tus espacios no encontrados, apenas,
ni por los campos de la prudencia inoportuna.
¡Qué costó salir de los armarios empotrados
y despreciar los delitos de la naturalidad!
El amor ya conlleva estados variados
de tracciones de avances y algún retroceso
y, en el incendio de las emociones,
un balbuceo, una lágrima con perla,
una ofuscación y, al final del proceso,
se certifica la afinidad y la muerte de los miedos…
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