Me doy fiesta, de lunes, de antojo,
voy de nostalgias variadas, crecidas…
paseo tras la reja de la escuela vecina.
Los niños ejercen plenitud de niño,
espléndida variedad de procederes,
se muestran tal cual son, sin más…
Prontos, euforias, luces, pero también
algún rincón cobijando ausencias.
Toca la música, muere el encanto,
la magia se hace fila y orden
y, en nada, se impone el silencio…
Quizá algún gesto precede la clase,
donde les hablarán de aquello consabido:
hacerles personas de paz y bien.
Y quizá lo consigan… me sumo al invento.
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