Una fina lluvia acaricia el campo,
la hierba come y se cubre de perlas,
las hojas se limpian y transpiran vida,
los caracoles dan señales y se presencian,
como saliendo de los sueños de un letargo.
Me place ver el chispear rutilante,
y activarse el río que sólo lo es a veces,
o aquel que se magnifica de grandeza,
placer de la respuesta del sendero del bosque,
o del camino que acompaña al río,
cañas y chopos y matorrales verdes,
aromas de bosque enaltecido en brote…
En el mar se endulzan las sales,
y nadie se enfada… llueve belleza.
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