Quizá te dicen que caí entre mares de vinos,
o te cuentan que los juegos de azar
me transportaron por los acantilados del peligro…
Quizá algún lucio lúcido, babeando desprecio,
te rocíe con mis días de noche y lobo…
También es posible que te ladren improperios,
aquellos propios del viaje al abismo.
Quizá nada de esto sea cierto,
o quizá sí… una pequeña parte de todo.
Pero siempre, en algún momento, una voz,
una presencia, un aliento, una sonrisa…
apareció en mi vida, y me puso en vía libre.
Parece que navega conmigo y me cuida…
Parece que las estrellas son resplandores de experiencia…
Siempre es factible una mano amiga…
que te ayuda y te levanta.
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