Me inspira la estación del tren,
con gentes que se mueven airados,
indiferentes…
Van, tienen un destino, y los llevan, se llevan…
quizá a ninguna parte, o a la parte entera.
En una estación, entre idas i venidas,
te escribí un poema para hablarte de la pausa,
del silencio de los roces,
de la proximidad de los aromas
en la arboleda del sendero…
Pasaremos por el pino donde escribí tu nombre,
y por los romeros esparcí apellidos y sueños.
Qué tendrá el ferrocarril y su entorno,
que me conmueve y poetiza y me calla,
y entre suspiros repaso los diálogos,
que nunca tuvimos,
y siempre imaginé… en la estación.
Después escribí tu nombre en un pino…
y se emocionaron todos los matorrales.
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