dilluns, 7 d’abril del 2014

¿Y si nos adecentamos en lugar de aforarnos?

La pregunta es por qué hay cielos y tierra, buenos y malos, blancos y negros, izquierdas y derechas, unos y otros…
Dos tipos de persona con sus derivados, cuando, en realidad, no hay disfraces ni tendencias, ni enclaves rocosos.
Hay honestidad y decencia, sentido de los justo y de la verdad única.
Lo que sí hay son sanos y enfermos, flores o cardos, luz y esperpento crónico, aunque en el mundo todo vaya al revés.
¿Por qué los que no están conmigo están contra mi?
¿Por qué las partes de un todo parecen otro todo sin partes?
¿Por qué los espejos engañan?
¿Por qué quiero ver y veo lo que no veo?
¿Por qué alejamos tanto el ayer del hoy cuando cualquier tiempo pasado fue incluso hasta mejor, seguro o no tan seguro, pero con valideces aptas para la reflexión y el consejo?
¿Por qué leche o café, sin más opción, cuando las realidades indiscutibles son pocas y el color predominante es el del café con leche habitual y, para más INRI, con sacarina?
¿Por qué no nos desetiquetamos todos y nos adecentamos, en lugar de aforarnos?

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