Cierro los ojos, sueño, mejor veo…
aquella paz interior, donde los silencios
son tan profundos que se oyen, perfectos,
los latidos del corazón, órgano rey,
el que no engaña y te delata lúcido…
y es la mejor razón de toda incoherencia.
Me entró suave, lenta, con tino y tacto,
regocijándose entre las afinidades,
ornamentando todo con besos de certezas,
sonrisas luz, ojos caricia, manos vida…
Tomó posesión, lo tuvo fácil, vino como una calma,
como un regozo, un soplo,
un oxígeno de aromas de ternura, aliento…
Vino… para quedarse, segura, sin miedo,
volando rauda entre mis latidos,
sin instalarse ni poseerme como esclavo…
sólo dejando ver su miel en vuelo,
su definición de alas cobijo, su tiempo,
su referencia, su latido parejo,
aquel que sólo se escucha entre silencios,
reflejos de multitud, voces de la paz interior…
Cierro los ojos, sueño, mejor veo…
un vuelo de almas, música de más latidos,
suspiros de los compases y de los ritmos.
Quizá no hay nada en el alma
que primero no haya estado en el corazón…
"Nihil est in intelectu quod prius non fuerit in sensu"
Debe ser por eso que las buhas tienen buhitos…
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