dilluns, 28 d’abril del 2014

Tímido

Parece ser, dicen, digo, creo, cuentan… Uno era un niño tímido ocasional, de aquellos que se ruborizan fácil cuando la escena es forzada y vil. Te hacen salir a dar la cara, te apuntan a teatro o juegos de equipo. El niño ha de relacionarse, airearse, hay que mandarlo a por encargos, de visita, que recite versos aprendidos… eso sí, con público, que lo contemplen. Y en verano de colonias, siempre ayudan. No digo que no, ni que sí rotundo… Nunca el fuego apaga el fuego, pero puede ser algo de camino a seguir.

Uno crece, un suponer, menos de un metro ochenta y llega a conclusiones razonables… aquello ha de pasar por mi, está en mi vida, sueldo y contrato, está en mi realización personal. Uno resurge de sus miedos infundados y, como la lava de un volcán potente, se presencia reparando silencios y ausencias. Uno puede aprender a hablar en público, a salir airoso de las reuniones de padres, a tomar la palabra oportunamente en cualquier situación donde imperen los respeto No me fue fácil…yo fui un producto de la educación de los extremos, blanco y negro. Lo conseguí, si algún día nos juntamos, unos muchos, les hablo de paz y de bien y abrazo… Pero sí, fui tímido y me ponía rojo…

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