Hoy, siguiendo la tradición, tocarán alrededores, posiblemente pasaremos por el puente "Lo Passador", que siempre es un placer, para contemplar la panorámica del Delta desde una excelente posición sobre el río Ebro. Quizá pasemos por mi huerto de naranjos únicos, sobretodo por el sabor. Es un trozo de tierra entrañable, un vivo y activo recuerdo, siempre presente, de mi padre y, más después, de mi suegro. La comida aun no está clara, aunque parece ser que esta vez no vamos a innovar ni inventar nada. Sant Carles de la Ràpita, ya con aires de ciudad y con un importante puerto pesquero, podría ser considerada como un enlace con tendencias positivas entre nuestros pueblos y mi querida Tarragona. Llamaremos a Cal Mañá, por si tiene lleno y, en su defecto, al Casa Ramón, que también tiene su casta. Si la cosa se pone magra, Les Cases d'Alcanar son otro recurso perfectamente válido y altamente atractivo. Veremos… de momento son las diez de la mañana, hace un día espléndido, con sol de sábado que, además, es santo. Voy a ducharme y a ponerme guapo, así cuando la afición me reclame estaré en perfecto estado de revista. Tercer día por mi estimado Delta, una gozada, un placer, un sentimiento…
Al final, nada de lo previsto, por lugares gourmet de las cercanías… el lleno era total. Reconsideramos, ¿y si vamos al Delta Hotel de Deltebre, entre arrozales, con todo el encanto y tipismo del lugar? Acierto… un menú degustación con ahumados, chipirones, mejillones, patés, un arroz pelado y un pato con setas que dignifica las cocinas que en el mundo se precian, un postre casero, un vino joven de la Terra Alta, comarca sabia en hacer maravillas con las uvas, y un café corto, sin copa por respeto a Baco y al calor. Felices y a casa los tres. Hemos visto a Xesca, la perrita, y la hemos soltado por el patio. Toca siesta. Mañana volvemos a Tarragona, Pere a Barcelona.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada