dijous, 13 de febrer del 2014

V olvemos a las andades de mi niñez

Hoy han pasado los carros de fuego,
tirados por caballos activados por chispas.
Un ciclón, una ráfaga, un silencio…
un sinsentido, una desolación, la nada.
Ha pasado el poder, como siempre,
mirando lejos, sin alma, insensible.
Cada vez te lo dicen claro, diáfano:
somos el diablo, tu dueño y señor,
te compramos el alma, nos la vendiste
a cambio de un certificado de esclavo,
nos diste tu voto y ahora a callar y a aplaudir…
y da gracias de tu estado,
otros han llevado al hambre su degradación.
Llevan coraza, son intratables con armas,
en el nombre de la ley, por supuesto,
de su ley que manipulan a gusto
para que las diferencias sociales sean insalvables.
Han pasado altivos, sordos, con sus seguridades
en sus jueces y justicias… injustos.
Son el poder, como siempre, poderoso…
en otra calle, en otra puerta.
Lejos, sobretodo de sus gozos,
estamos el resto… a la orden, sólo a la orden,
sin destino, sin mérito, ni ansia, ni esperanza.
Somos los otros, ellos los unos,
y sin espacio… se ha perdido,
lo han matado, lo hemos perdido.
Volvemos a las andadas de mi niñez:
blanco o negro, rico o pobre, zurdo o diestro…

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