El color de los juguetes puede influir en el temperamento y la personalidad. A esta conclusión llegaron investigadores de la Asociación Española de Pediatría. Los juguetes rojos crean dinamismo y motivan al movimiento y es recomendable para iniciar a los niños tranquilos que necesitan actividad. Por su lado, los de color azul favorecen la relajación y les ayudan a dormir, apropiados para niños activos, irritables e inquietos. En el caso de los amarillos, puesto que mejoran la concentración, ayudan al desarrollo de la inteligencia, y los juguetes naranjas denotan alegría y fomentan la actividad. Así, los amarillos serán adecuados para niños con dificultades de concentración y los naranja para aquellos que pasan por una etapa de cierta tristeza. Finalmente, los de color blanco parece que promueven el descanso y la relajación.
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